lunes, 11 de abril de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " Carmina va al hospital" 10º cp.

                             Carmina va al hospital
Enfermera  pintado al óleo.

                                                                                                                                      

El sol de la mañana le calentaba la espalda y su calor le resultaba reconfortante frente a la brisa fresca. Hacía una mañana preciosa. Carmina caminó a paso decidido. Tenía que hacerlo, y cuanto antes, mejor, pero de pronto aflojó el paso. No iba a ser fácil. Entró en el hospital, subió a la planta donde sabía que estaba Salvador. Miró a su alrededor, tras mirar por última vez y cerciorarse de que no había nadie, respiró hondo y llamó. No contestó nadie, volvió a llamar. Miró hacia atrás con nerviosismo y abrió la puerta. La cama estaba vacía con la almohada y las sábanas arrugadas. La ventana abierta, la brisa de la mañana jugaba con los pétalos del ramo de flores de la mesilla.

                                
           Desnudo  masculino  pintado a carboncillo                            Piernas  femeninas pintado a pastel.


Él estaba en el baño, se había levantado para asearse, tenía el torso desnudo. Carmina se quedó frente al aseo, con el corazón saltándole del pecho y un extraño calor en el cuerpo. Seducirla fue para Salvador un aprendizaje sencillo, los sentimientos son universales, pero cada persona tiene una manera única de reaccionar a los estímulos externos. 
Carmina sintió que el corazón se aligeraba al acercarse a él, ella se quedó sin respiración y le miró. Salvador le alargó la mano y la atrajo hacia sí. La pintora no rechazó sus caricias, sólo sonrió nerviosa con timidez. Cuando su amado le abrazó contra su torso desnudo, la besó, le subió la falda hasta la altura de sus glúteos y la sentó sobre el lavabo. Lo demás fueron jadeos impúdicos por su parte y besos sin límite por parte de Carmina.

—¡Espera! No vayas tan deprisa-Le dijo a Salvador sujetándolas por las manos.

Cuando las manos de Salvador quisieron abarcarlo todo sin reposo, pretendiendo estar a la altura con los dedos, seguros, precisos, experimentados. Le besó los muslos, arrodillado ante Carmina. Ella le acarició el pelo. Sonreía, suspiraba echando la cabeza hacia atrás, apretando la suya, entregada a una excitación exagerada. Los besos fueron lo mejor, debido a la intensidad de sus labios. Y las palabras sólo las pronunció el periodista:

—Deja, déjate hacer, cierra los ojos, no digas nada, sólo siente.


    Pintado al óleo. 
                       

Cuando Carmina se puso de pie contra él, sintió el falo, sus muslos ya estaban mojados. Ella se lavó las piernas con agua fresca y él durante un instante se dedicó a observarle en aquel momento de intimidad. La falda se le quedó subida lo suficiente para que las piernas quedasen al descubierto, Salvador sintió un estremecimiento que le produjo calor, en el instante en que se abría la puerta. Pensamientos de distinta naturaleza se abrieron paso en su cabeza:

—Señor Rabie- entró la enfermera-

Carmina se bajó la falda y tapó su cara. Sus mejillas pasaron del rosa al rojo más encendido. Se lavó la cara. Qué vergüenza que la hubiesen pillado en una postura tan poco delicada ¿Qué pensaría de ella? Pero su vergüenza se transformó en otra cosa al ver la expresión de la cara de la enfermera. No parecía pensar mal de ella, no se debió de dar cuenta.

—¿Quería usted algo? - le preguntó Salvador-

—¿Si le apetece tomar un zumo?

—Sí, de naranja por favor.

La enfermera sirvió el zumo y se marchó. Salvador lo único que era capaz de hacer en aquel momento fue mirar a Carmina y pensar en lo bella que estaba, lo guapa que se ponía con las mejillas arreboladas. Y en sus labios, del mismo color, nunca había basado unos como los suyos. Salvador carraspeó:

—Es hora de tomar el zumo -dijo a Carmina saliendo del baño.

Pero en lugar de decírselo así, sonrió. Él sintió la respiración de su pecho y pensó, no ha sido más que un calentón del momento. Se sentó a los pies de la cama, se hizo a un lado para que ella se sentara y la invitó a compartir el zumo. Sus manos se rozaron. Ella tenía sus dedos cálidos. El periodista la miró a los ojos y se dio cuenta de que ella intentaba no venirse abajo. Parecía tensa y preocupada. Como si estuviera ansiosa por marcharse.
—¿Qué crees que pensará la enfermera de todo esto si nos ha visto?

—¿Qué va a decir? - le dijo-

—Si nos ha visto, que creo que no, guardará el secreto. - Le sonrió con picardía.

Los dos se pusieron a reír, cuando Salvador le miró a los ojos, con aquellos ojos azules, se sintió perdida. Y el también y durante aquellos segundos pensó lo maravilloso que era estar prendido y enamorado de una mujer como Carmina.

Ella comprendía lo que le estaba pasando. Compartía un amor secreto con el hombre al que amaba. Sus ojos brillaban con mucha luz que al mirar al rostro de Salvador estaba aún sin afeitar. Carmina intentó decirle entonces que se tenían que alejar poco a poco. Desde que había conocido a su esposa se sentía peor. Se culpaba de haberse entrometido en su vida y estropeado su matrimonio.

En ese instante Salvador abrió mucho los ojos, volvió a mirar a Carmina y le dijo:

—Eres la única mujer de mi vida a la que hoy deseo poseer plenamente, me renuevas, me haces florecer. Experimento contigo nuevas sensaciones como si volviera a empezar de nuevo como si fuera un adolescente. Como si contigo no existiera obstáculos para mí, como si me convirtieras en un hombre nuevo. Como si, al fin, y de verdad comenzara a sentir de nuevo la esencia del amor...

—Trata de comprender lo que te digo, esto que nos está pasando es maravilloso. El amor se ha hecho fuerte entre los dos. Trataré de hablar con mi mujer, explicarle lo que me pasa y lograré que ella que lo comprenda también.

                            

Continuará...

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derechos registrados

Mª  Carmen Píriz García - registro: 0910304797905



1 comentario:

  1. Hola Mamen, muy buena la narración de la enfermera y el paciente. Ahora toca esperar por la continuación a ver que decide .
    Muy a las pinturas, te felicito
    Un abrazo
    Puri

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