lunes, 15 de agosto de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA "Nos puede ver alguien" III entrega del 16º Cp.


    Nos puede ver alguien




Carmina se levantó y hecho a andar. Los pasos de él se dejaron oír detrás de ella. Muy poco antes de que la alcanzara, sintió un curioso temor interior. Un temor a alguien, que ni siquiera es su esposo, se cernió sobre ella, Salvador la agarró del brazo y la detuvo:

— Carmina ¡No te vuelvas tú también contra mí! Le imploró con un tono gutural-¡Qué imbécil e insensible soy!. Me pregunto si podría hablar de la cuestión con Charo.

— ¡Salva, cuidado! nos puede ver alguien.

El periodista le soltó del brazo. Carmina siguió adelante, él la siguió con la mirada. Ella le conocía tan bien, que podía adivinar lo que estaba pensando sin necesidad de volverse para mirarlo. El se quedó mirándola. Su gesto allí de pie, y la expresión con la que la veía alejarse, hasta que sus ojos no podían ya verla. Solo la sentía en el corazón.

Carmina se avergüenza y pensó en abandonar a alguien con quien estaba tan identificada y enamorada. Poner entre ambos la distancia de un camino o una vida, bien sea por el momento o para siempre. No se habían unido para terminar así.

—¿Porqué me voy con él?- pensó ella. No se todavía si es amor lo que siento.

Pero no se hubiese podido volver atrás aún cuando lo hubiese querido; algo más poderoso la impulsaba. Tal vez por extraño y paradójico que parezca, era el amor que por él sentía, en su más puro sentido, lo que le inducía a alejarse de él.

Carmina caminaba aún más deprisa, el recodo de la calle quedó atrás. Sus ojos, cuajados de lágrimas, no podrían ver a Salvador aunque lo tuviera delante. No obstante siguió la marcha sin volver la cabeza. Caminando aun más deprisa.

Salvador fue a buscar su coche que lo tenía aparcado. Conducía su automóvil despacio hasta que la volvió a ver y se paró a su lado:

— Sube, Carmina, no es necesario que vuelvas a pie. Yo te llevaré.

Se miraron y un relámpago de calor restalló entre ellos. Imágenes de lo que había ocurrido durante su relación se materializaron ante los ojos de Carmina. Y por el gesto que hizo Salvador supo que él estaba pensando lo mismo. Su mirada volvió a él, y Salvador le devolvió la mirada impertérrita aunque con los ojos encendidos y Carmina con las mejillas algo coloradas.
¿Cuánto orgullo no había tenido que sacrificar para volver a pedirle a ella, después de lo que había pasado entre ellos una nueva oportunidad? Admitir, precisamente ante ella, su carencia infame.

— Carmina asintió- ¡De acuerdo te ayudaré! quedaremos para otro momento-

Tragó saliva. Tenía las emociones destrozadas y para ella sería mejor en otro momento, cuando hubiera más tiempo de prepararse. En aquél momento apenas podía discernir el blanco del negro, pero no se atrevió a negarse.

Él había hecho un enorme esfuerzo para pedírselo y ella estaba en deuda con él.

Ella se volvió suavemente, subió al coche y se sentó a su lado, lo beso en un impulso. Ninguno de los dos dijo nada. Era uno de esos momentos demasiado llenos de emoción para malgastarlos en palabras. Carmina cogió la mano de su amado que la tenia sobre el volante y la llevó a sus labios apretándolos contra ellos febrilmente, en silenciosa gratitud.

Salvador aparcó el automóvil en una pequeña cuesta cercana al estudio de la pintora. Ella se bajó y se dirigió a su estudio, trascurridos cinco minutos le siguió Salvador. No hizo falta que tocara el timbre, la puerta estaba entornada.

                

Continuara...







Mº Carmen Píriz García - registro: 0910304797905


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