Reunión familiar
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| Setas comestibles
En el mes de noviembre los días eran lluviosos, atrás dejamos los días soleados de octubre. El matrimonio como de costumbre cenan con sus hijos el día de Castañarre (costumbre en el país vasco, se asan castañas) para celebrar ese día. Los dos acuden con sus novias. La cena es armoniosa, entre un buen caldo, con el día que hace es lo mejor. Unos rebollones y hongos a la plancha, que los hijos habían ido a buscar por la mañana al bosque, dándose un buen paseo entre hayedos, álamos y castaños. Buscaron esos manjares que da la tierra húmeda, mientras pisaban las alfombras de colores verdes pardos, ocres y rojizos que nos deja el otoño. Unos caracoles que la madre había preparado de víspera. Las chicas aportaron dulces, una trajo unos buñuelos de calabaza y la otra unos huesos de santo, la madre por la tarde preparó leche frita. La tertulia de sobremesa estaba asegurada bajo la manta de la mesa camilla, y los dulces acompañados de unas bebidas olorosas. Carlitos comenzó la polémica de que los hongos estaban muy buenos. El padre era muy remiso a probar las setas, siempre los comía al día siguiente, por si alguno de los comensales le sentaba mal. Les dijo:
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— ¿No habrá algunas malas o venenosas no?
— ¡No, papá! Qué cosas piensas, ya sabemos
recoger esos frutos, sin dudarlo.
La conversación de esos manjares, dio paso a
los planes que la familia tenía para el día de Santa Cecilia. Miraron la agenda
cultural, y en el mes de noviembre hay varias ofertas musicales donde deben de
optar unos y otros para ir. Los padres van a ir a ver tocar a la Orquesta
Sinfónica del Bajo Deba, y el mayor con su chicas ira a ver un musical de
jóvenes Forjarien Kanta, que se estrena el en El Teatro Coliseo el domingo.
Carlitos con su novia dejan para la víspera de San Andrés, para ir a ver en
Frontón Astelena un concierto de Ramoncín. Era la lucha de todos los años, para
que cada uno eligiera su canal favorito de escuchar la música.
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| Setas venenosas |
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